¿Qué es la brecha digital y a quién afecta más?

El mundo avanza y cada vez es más importante contar con un acceso a internet de calidad y de los dispositivos necesarios para ello.

En este contexto, entendemos por brecha digital la diferencia de oportunidades de acceso de las personas a las TIC y a internet. En una realidad tan dependiente de las tecnologías como en la que nos movemos hoy día, es un problema muy a tener en cuenta.

La tecnología condiciona todos los aspectos de la vida diaria, entre ellos, el trabajo. La dificultad de entender y acceder a esta marca diferencias entre empleados, mermando las posibilidades de encontrar un empleo a quienes quedan rezagados en su adopción.

¿Cuál es la definición de brecha digital?

Los avances tecnológicos han cambiado la forma que tenemos de relacionarnos, y, también, de trabajar. Sus aplicaciones están teniendo un impacto muy positivo en diferentes áreas y la tendencia es la de avanzar hacia un mundo cada vez más digitalizado.

La vida de las personas es más fácil con la tecnología. Ahora es posible tener un empleo sin tener que ir a una oficina física o hablar en tiempo real con una persona que viva a horas de distancia. Las personas más afectadas por la brecha digital no se benefician de estos avances como deberían.

La distancia entre quienes tienen acceso a internet y a estas tecnologías es cada vez mayor. Muchos no pueden seguir el ritmo que marca el propio desarrollo y corren el riesgo de quedar en grave desventaja frente a quienes adoptan las novedades tecnológicas.

Esta diferencia en la posibilidad de acceso a las tecnologías de la información, hace que puedan ser percibidas como algo negativo. El gran reto pasa por reducir la brecha digital y que las TIC e internet estén al alcance de todos. Ya no son un lujo, sino una necesidad más en nuestra sociedad.

La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT)  apuntaba en un estudio de 2021 que 2.900 de personas en el mundo nunca han accedido a internet. Destaca que la capacidad de conexión sigue siendo desigual en el planeta y que la pandemia ha dinamizado la implantación de la red.

Tipos de brecha digital

La mayoría de los estudios coinciden en señalar que existen hasta tres tipos según sus características:

  • Brecha de acceso. Hace referencia a la diferencia de posibilidades de poder disponer de Tecnologías de la Información. Normalmente viene determinada por diferencias socioeconómicas. 
  • Brecha de uso. Está determinada por la falta de competencias y habilidades para usar estas herramientas. Una barrera muy frecuente en este tipo es la edad de sus usuarios o su nivel educativo.
  • Brecha de calidad de uso. Es posible tener acceso a tecnología y tener competencias para su uso pero no ser capaz de hacer un buen uso de esta. Son personas que no pueden obtener contenido de calidad en la web y no le sacan todo el rendimiento posible a la misma. 

También existen estas diferencias de acceso a la tecnología por los siguientes motivos:

  • Edad. Afecta más a las personas mayores de 50 años.
  • Género. Las mujeres son las más perjudicadas en este sentido.
  • Social y Económica. El poder adquisitivo marca una barrera de acceso a las tecnologías de la información. 
  • Por discapacidad. Aunque la web es cada vez más accesible, las personas con deficiencias físicas o psíquicas tienen más trabas para usar estas tecnologías.
  • Por idioma. La mayoría del conocimiento online está en inglés, lo que supone un impedimento para las personas sin competencias básicas en esta lengua. 

¿Cómo afecta la brecha digital en el mundo laboral?

El covid-19 ha supuesto un antes y un después en nuestras vidas. Muchas cosas no volverán a ser como antes o tardarán en volver a su statu quo. En el entorno laboral se han producido cambios notables, dando pie a nuevas realidades como el teletrabajo, el trabajo híbrido o el smart working

También se han incorporado nuevas formas de comunicarse, como las videollamadas, que requieren de un gran ancho de banda para funcionar correctamente. 

Estos nuevos modelos, a la vez que han supuesto una revolución, han evidenciado aún más la existencia de una brecha digital. Las desigualdades se hacen notables para quienes no poseen una conexión de calidad y/o de las herramientas necesarias para hacer su trabajo de manera flexible. 

Justo antes de la pandemia, en 2019, la OCDE señalaba que el 32% de los trabajadores iba a sufrir cambios importantes en sus puestos a corto plazo. Esto implicaba la adquisición de nuevas competencias digitales que no todos podían asumir. 

En España, la adopción del llamado Empleo TIC y la adopción de nuevas tecnologías está por detrás de países como Trinidad y Tobago o Perú según el Network Readiness Index 2021.Es un lastre del que es difícil desprenderse en lo que se refiere a transformación digital.

La Unión Europea estima que el 45% de los empleos en 2022 se desarrollan en un marco digital, que creará 200.000 nuevos puestos de trabajo en España.  Adquirir competencias en tecnologías se antoja fundamental para adaptarse al cambio, un escenario en el que es necesario reducir la brecha digital para ser más competitivos. 

En resumen, los trabajadores sin habilidades digitales, conexión a internet de calidad y dispositivos electrónicos parten en desventaja en este nuevo mercado laboral. La mayoría de candidaturas se abren en estos momentos de forma online, por lo que hay personas que no tienen acceso a estas.

Diferencias por edad

Uno de los conceptos más escuchados en Recursos Humanos en los últimos meses es el de ‘edadismo’. Hace referencia a la discriminación que sufren muchos empleados que, a pesar de tener competencias laborales, son discriminados por tener más años de los deseados por los empleadores.

La edad también es una variable a tener en cuenta en la brecha digital. El estudio Impacto de la digitalización en las personas de la Fundación Seres, apunta que solamente un 35% de las personas entre 55 y 74 años tiene competencias digitales básicas. 

Los mayores de 45 años tienen serios problemas para encontrar trabajo en parte debido a esta realidad. Es un problema estructural en especial para los mayores de 50, ya que el 50,2% de los parados de larga duración están en este segmento de edad. 

Diferencias por lugar de residencia

El código postal marca diferencias en el acceso al trabajo digital. Existen zonas en las que las conexiones de acceso son de baja calidad. Teletrabajar desde estas áreas no es una opción, por lo que los candidatos residentes en ellas, son menos empleables que los que viven en zonas con mejores instalaciones técnicas.

Uno de los grandes problemas de la España Vaciada es precisamente esta brecha de acceso. En las zonas rurales, no solo es difícil acceder a la fibra, sino que en ocasiones no llega ni el 3G, por no hablar del 4G o del 5G.

En España, 11 millones de personas viven en municipios de menos de 10.000 habitantes. Un dato que da muestra de la dimensión del problema. 

No solamente hay una gran diferencia de acceso entre zonas rurales y urbanas. También dentro de las mismas ciudades. Así, en los barrios más desfavorecidos, en aquellos en los que las infraestructuras tienen menos mantenimiento, el acceso a la tecnología y a la red es más limitado que en las zonas pudientes. 

¿Qué se puede hacer para reducirla?

La velocidad a la que está cambiando el mercado de trabajo requiere de soluciones para frenar la brecha digital. No contar con una buena conexión a internet o con la tecnología necesaria, está creando serias desigualdades laborales.

La respuesta a este problema pasa por garantizar un acceso igualitario a las tecnologías de la comunicación. Algo para lo que es necesario lo siguiente:

  • Internet barato y de calidad. El lugar de residencia y el nivel de renta condiciona el acceso a la red de millones de personas. Esto implica una inversión en infraestructuras.
  • Dispositivos técnicos. Aunque la implantación del móvil está en crecimiento en todo el planeta, hay millones de hogares sin un ordenador portátil.
  • Educación. Dotar a las personas de la información necesaria para hacer un uso efectivo de la red. Los programas formativos para personas sin recursos pueden marcar la diferencia. 
  • Participación. Fomentar la autonomía de los usuarios y dotarlos de un papel activo en el cambio. Dar voz a las persona que ahora tienen más dificultad para acceder a las TIC para construir una nueva realidad. 

En España, está en marcha el eje Competencias Digitales del Plan España Digital 2025 para dotar de habilidades a personas y pymes. Una iniciativa gubernamental que establece un total de 50 medidas para acabar con esta desigualdad de acceso.

La brecha digital, un problema de todos

Existen una gran cantidad de factores que hace más difícil el acceso a internet y a las tecnologías de la información. La llamada brecha digital no solo la marca el poder adquisitivo, sino también la edad, el lugar de residencia, las competencias digitales o incluso el idioma.

Para paliar esta situación es necesario realizar una fuerte inversión en infraestructuras para garantizar el acceso a la red. Más aún, teniendo en cuenta que la mayoría de las ofertas de trabajo se publican online y que el teletrabajo es una tendencia al alza en estos días. 

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