‘Fatiga Zoom’, la nueva compañera de trabajo

La pandemia del Covid-19 ha sido pan para pocos y hambre para muchos. Las plataformas de videollamada son unas de las grandes beneficiadas, donde firmas como Zoom han visto multiplicados sus ingresos, desmontando toda previsión experta.

La nueva realidad ha requerido de grandes dotes de ingenio y un salto al vacío hacia la solución digital. Si bien este acelerón ha servido para salvar la situación de muchos, comenzamos a sufrir algunas consecuencias no tan positivas. De aquí a los próximos meses, deberemos analizar y ajustar la adopción de estas herramientas para que su uso no se nos vuelva en contra.

 

¿Qué es la fatiga zoom?

Así la han catalogado desde Stanford, aunque engloba a todas las plataformas de videochat. Se trata de un cansancio añadido, cada vez más frecuente entre los trabajadores que operan en remoto, provocado por las condiciones de las reuniones online. 

Según el estudio de la Universidad, hay cuatro razones principales por las cuales se da esta situación:

1. Excesivo contacto visual

Las caras están muy cerca, algo que nuestro cerebro interpreta como una situación íntima, de acercamiento o agresividad. Esta simulación rompe con la sensación de espacio personal que todos necesitamos. 

 

2. Verse a uno mismo constantemente

Es algo antinatural y equiparable a pasar todo el día frente a un espejo. Esta situación puede resultar estresante y nos vuelve más críticos con nosotros mismos.

 

3. Falta de movilidad  

Nos encadenamos a la pantalla, al recuadro que es captado por la cámara, afectando en nuestra comodidad y bienestar físico.

 

4. Carga cognitiva extra

Provocada por el sobre esfuerzo que requiere interactuar con nuestro interlocutor. Mientras que la comunicación no verbal cara a cara resuelve este problema, en videollamada solemos exagerar nuestras reacciones para hacer saber a la otra persona que se le está prestando atención.

 

La comunicación no verbal importa y mucho

Una gran parte del problema reside en la percepción de las señales no verbales. Como seres sociales, dominar este tipo de comunicación nos facilita mucho establecer contacto y empatizar con los demás. Entre algunas características podemos destacar:

  • Claridad. Los gestos de cara, hombros y brazos apoyan el discurso y suponen un plus a la hora de transmitir sentimientos o dar énfasis.
  • Fluidez y reciprocidad. Captar estos mensajes de nuestro interlocutor, nos permite adaptarnos al mismo o seguir su línea emocional. Por ejemplo, cuando una persona inhala seguramente va a intervenir. Tener conocimiento de estos micromensajes nos permite reconducir nuestro comportamiento y, siguiendo con el ejemplo anterior, ceder la palabra.

En una videollamada estas capacidades se ven afectadas, exigiendo una concentración mucho más intensa en las palabras. Esta frustración se intensifica si además nos enfrentamos a una mala conexión, una calidad de video deficiente o a alguna fallas en las plataformas, como puede ser el colapso del sonido cuando intervienen varias personas a la vez.

Por otra parte, la visión en mosaico que nos ofrecen las reuniones con múltiples participantes, dificulta el foco de atención, obligando a nuestro cerebro a decodificar a varias personas a la vez, sin obtener nada significativo de ninguna.

 

El cansancio de las videollamadas puede evitarse

 

La solución parece sencilla, basta con quitar la cámara siempre que el espacio lo permita o cambiar la configuración para no vernos. Por otro lado, tener la opción de reunirse por videollamada, no significa que deba utilizarse constantemente. Limitar la frecuencia con la que nos conectamos puede suponer una gran diferencia en nuestro estado mental.

Apartarnos de la pantalla y levantarnos del asiento, son algunas de las recomendaciones habituales transmitidas por los profesionales de la salud y que ahora cobran más importancia que nunca, al enfrentarnos al teletrabajo. 

El nuevo contexto, con el auge de las videollamadas y el trabajo en remoto, ha introducido en nuestras vidas una nueva manera de relacionarnos con el entorno laboral. Adaptar nuestros comportamientos es indispensable para integrar esta evolución de manera saludable y equilibrada.

 

Nuevas formas de trabajar

 

Con la progresión de la situación del Covid-19, las empresas podrán ir planteando su retorno a las oficinas. Sin embargo, el modelo está cambiando. El parón mundial ha traído consigo profundas transformaciones, donde las empresas híbridas parecen estar imponiéndose. Esto quiere decir que el teletrabajo no va a desaparecer y, por tanto, el uso de plataformas de videollamada tampoco. 

Contrarrestar y limitar los efectos de la fatiga zoom es uno de los retos que deberemos superar, para mantener el bienestar y no ver perjudicadas la salud y la eficiencia de los trabajadores.

En el camino hacia una reducción de las interacciones por zoom y compañeros, podemos adoptar otras soluciones como las herramientas de gestión de espacios, para llevar a cabo reuniones presenciales de forma planificada y segura. 


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