Si las oficinas hablasen: Comienza la era de las Smart Offices

Llevamos años escuchando hablar de IoT, el “internet de las cosas”. ¿Qué implicaciones prácticas del ‘Internet of Things’ serán las primeras que empezaremos a ver en nuestros lugares de trabajo?

Muchas de las aplicaciones de esta tecnología a los lugares de trabajo tienen que ver con optimizar tareas que ya se realizan de forma rutinaria, pero de modo más eficiente y automatizado: desde fichar a la entrada y a la salida de la oficina, hasta la detección de humos e incendios, pasando por la prevención y control de plagas. 

La célebre frase “new Is always better” no es siempre necesariamente cierta. La tecnología no logra por sí sola que las cosas mejoren. Somos las personas que la gestionamos y utilizamos, las responsables de que la suma de lo antiguo y lo nuevo signifique un presente y un futuro mejor, más eficiente, más ecológico y más permeable a adoptar futuras innovaciones. 

Aplicación del IoT en los edificios 

En la vida de un edificio de oficinas, la influencia del IoT puede darse desde el mismo nacimiento, desde la construcción. Control en tiempo real de materiales empleados y almacenados, costes operativos o prevención de robos son puntos en los que esta conectividad puede elevar la productividad de la construcción, así como la capacidad de proyectar la amortización de la inversión de forma mucho más certera y actualizando parámetros de forma dinámica. 

Este ámbito de aplicación del internet de las cosas en el área estructural de los edificios no se limita a la fase de construcción. La monitorización en tiempo real de diferentes indicadores pueden prevenir y anticipar muchos de los problemas actuales y ahorrar cientos de miles de euros que podrían suponer abordar la solución más tarde. 

Las zonas con mayor actividad sísmica son las primeras que nos vienen a la cabeza, la medición de grietas y proyección de su evolución en tiempo real será norma muy pronto gracias a la accesibilidad de esta tecnología. Pero en las zonas donde la actividad sísmica nunca ha sido un problema, medir los indicadores de la salud estructural del edificio también serán necesarios. En un mundo de clima cambiante, donde inundaciones, olas de calor y lluvias torrenciales empiezan a darse en lugares en los que antes no se daban, o a producirse con nuevas intensidades desconocidas hasta ahora, identificar y monitorear estos indicadores supondrá una diferencia notable, cualitativa y cuantitativa, en la gestión de inmuebles y facilidades, especialmente en el ecosistema de las grandes empresas, sobre todo en aquellas con presencia física en diferentes territorios del globo. 

Modelo de seguridad y gestión que ofrece el IoT

A nivel de seguridad, el IoT permite ya numerosas vías de mejora respecto a los modelos más extendidos actualmente: sistemas de alarma de respaldo, capacidad de respuesta en tiempo real por parte de las compañías encargadas de la seguridad o el monitoreo de los datos de actividad de los vigilantes para optimizar su eficiencia, conocer en todo momento el estado de los equipos de primeros auxilios, como el nivel de carga de los desfibriladores, por ejemplo, algo que podría salvar una vida.

Lo mismo sucede con todos los aspectos estructurales: calderas, luz, agua, suministros en general, energía, gestión de residuos… Donde existen procesos paralelos o coordinados, hay posibilidades de conectividad para medirlos, estudiarlos y mejorarlos. Hacer que sean más eficientes en sí mismos y en el conjunto de operaciones del que forman parte. En este caso, crear edificios más eficientes, las opciones para cruzar información y generar un sistema integral único de gestión para esa infraestructura específica, son múltiples. Encontraremos tantas oportunidades como edificios con características únicas. 

De alguna manera, podríamos prever que la aplicación del internet de las cosas en los edificios de oficinas traerá consigo una suerte de “estandarización de lo específico”. Dos edificios con características diferentes no pueden ser gestionados con la máxima eficiencia si aplican un mismo modelo estándar de gestión. En el estudio de cada proceso se encuentra la gran oportunidad de gestionar nuestros edificios de la forma más eficiente y rentable que sea posible. 

Oportunidades que presenta el IoT para las empresas y personas

Muchas grandes empresas ya han percibido esta ventana de oportunidad y están invirtiendo en esta tecnología desde hace años. No solo es una cuestión de rentabilidad financiera cuando la gestión de real estate tiene un peso específico notable en la cuenta de resultados, sino que la IoT también tiene una cara humana, crea edificios mejor adaptados a las personas y puede hacer que sus estancias en la oficina sean más agradables, más sanas y más eficientes.

Y es aquí donde centramos nuestro trabajo en Bookker, en hacer de las oficinas espacios más rentables para las empresas y más estimulantes para las personas que trabajan en ellas. Porque sabemos que podemos medir la ocupación, la temperatura, la humedad, la calidad del aire interior y las horas desde la última limpieza de cada puesto de trabajo y de cada sala de reuniones, pero también sabemos que estos datos y estas aplicaciones, por sí solas, tienen una eficiencia limitada. Los aprendizajes sobre la adopción y uso de las soluciones, la satisfacción generada, el aumento de productividad asociado a la aplicación en equipos, la rentabilidad obtenida por la optimización de espacios y la gestión de los mismos, son los que debemos cruzar para crear la mejor solución para cada espacio de trabajo. 

Con las innovaciones que vamos incorporando a nuestra solución, tratamos de estandarizar lo específico, de interpretar los datos a nuestro alcance para dar la solución perfecta y a medida para cada caso, el modelo de gestión 100% efectivo para las oficinas de cada empresa concreta.  

La IoT, y los demás avances tecnológicos, nos permiten alcanzar metas de eficiencia que hace 20 años ni siquiera habríamos soñado. Pero las metas debemos cruzarlas las personas que decidimos innovar e incorporar estas soluciones en nuestras empresas. La tecnología no llegará a la meta por sí misma. Hagamos que suceda.

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